El tiempo es el mar y es la nave.
Nuestro país en las sombras de la dictadura, respiraba como podía las penurias y la no libertad. A su vez, el teatro insistía con su linterna mágica, titilando.
Teatro Circular de Montevideo se irguió proponiendo una estética capaz de comunicarse más profundamente aún, llegando al corazón mismo de un público que no dudó en hacerse su cómplice, y así retroalimentar las ansias mutuas de una vida mejor.
“Doña Ramona” es un hito entre otras muchas obras inolvidables como “El Herrero y la Muerte”, o “Los Comediantes”en ese camino de resistencia que desarrolló Teatro Circular.
Agradecemos este reconocimiento a todos los que hacen posible este homenaje, al INAE y a las autoridades competentes. Y obviamente, el saludo emocionado a la antigua nave, que va, que va…