Obviamente Teatro Circular de Montevideo no ha escapado a la parálisis.
Sus Integrantes, sentados al tren de la espera, miran por la ventanilla cómo no pasa el paisaje.
Detenidos.
Pero algo se mueve.
Así es que decidimos jugar a comunicarnos, a superar el miedo, la ansiedad, el dolor; a lanzar estas chispas libres, absurdas o coherentes, amargas o dulces que salen de nuestras propias vidas.
Videitos, saludos, gestos amistosos, puentes, o simples voces con imágenes.